Dependiendo qué función desempeñes dentro de una organización así como de la experiencia profesional que tengas en tus zapatos, puede ser que tu mente proyecte un billete de 50€, te veas en un despacho con signos de cansancio o bien una persona exitosa y con un gran desarrollo profesional.
No vamos a adentrarnos en el significado de cada una de ellas, sino en darte las claves para conseguir que dinero, esfuerzo y éxito convivan en un mismo escenario. Antes de nada, definamos equipo de alto rendimiento: aquel que consigue sus metas y cumple las siguientes características:
- Autoliderazgo
- Profesionalidad
- Motivación
El triángulo que todo CEO y Manager quiere tener en su equipo. No obstante, esto no es casualidad, es fruto de que uno de los procesos de recursos humanos más importantes, el de selección, esté basado en los siguientes pilares:
- Selección por propósito: cada proyecto y cada persona tiene una misión, aquello que
representará la fuerza para continuar en los momentos oscuros así como el disfrute
en la consecución de las metas. Asegúrate que vayan de la mano desde el momento
en el que publicas la oferta. - Selección por valores: ascendemos a un nivel más hacia la superficie y lo hacemos
para alinear el para qué, la motivación a la hora de hacer una tarea. Igual que en el
punto anterior no sólo deben ser similares los valores sino los significados que le
damos a los mismos. Si para ambas partes es importante la comunicación,
deberemos indagar en qué tipo de comunicación y por qué canal. - Selección por talento natural: cada proyecto se nutre de una tarea principal y unas
tareas satélite. La primera de ellas lleva asociado un talento natural necesario para
poder desarrollarla y disfrutar en el camino. Poner foco en qué el talento necesario
para el proyecto sea el que emana de forma natural en la persona, es una apuesta
segura a la fidelización y desarrollo satisfactorio de ambas partes. - Selección por ecología: este concepto viene del mundo del coaching para
recordarnos la necesidad de que la decisión de incorporar a una persona al equipo
promueva la armonía con el sistema de relaciones y objetivos actual, tanto por el
lado de la empresa como por el lado del candidato.
Si la nueva incorporación representará que alguien del equipo que está fidelizado y
trabajando bajo los estándares de alto rendimiento se resienta, hemos de revisar la
decisión y abortar misión o establecer mecanismos como líder para aproximar de forma
saludable a ambas partes.
En ocasiones, es el seleccionado quien puede estar pasando por alto situaciones
vitales que podrían jugarle en contra en caso que se incorporara provocándole un
malestar, pérdida de motivación y de productividad.
Como en toda relación que inicia, es básico ser transparente y mantener máxima honestidad porque no hay nada que peor afecte al rendimiento de un equipo que la expectativa de lo prometido no sea cumplida.
Te garantizamos que si realizas un proceso de selección basado en esos pilares el alto rendimiento no será un objetivo, sino una consecuencia.
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