Decía Zenón de Citón: «Tenemos dos orejas y una sola boca, justamente para escuchar más y hablar menos». Nada más lejos de mi intención que dar lecciones de gestión cuando he cometido tantos errores a lo largo de mi vida profesional. Sólo me gustaría apuntar a las dos facetas más importantes de un director de área, siempre desde mi punto de vista: marcar el camino y facilitar los medios necesarios para el desarrollo del trabajo. Un gran jefe mío me dijo una vez: «la misión d un Director General es imprimir al alma de una empresa». No puedo estar más de acuerdo con él. Tanto en el sentido positivo como en el negativo. Vemos empresas «negras», porque sus directivos tienen el alma negra, del mismo modo que vemos empresas jóvenes, porque sus directivos tienen el alma joven. Donde se fomenta el espíritu de aprendizaje, donde se destierra el miedo a equivocarse y a preguntar continuamente.
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