Santiago Muñoz-Chápuli

Socio Fundador

Desarmaba los coches de cuerda que le traían los Reyes para ver cómo funcionaban por dentro. Luego fue la máquina de afeitar de su padre, para acabar con la lavadora y el televisor. A eso luego le llamó capacidad de análisis y síntesis. Con el destornillador en la mano no tuvo más remedio que hacerse ingeniero, lo cual amuebló aún más su cabeza. Aplica modelos y procesos en múltiples facetas de su vida: en la cocina, en la organización de las vacaciones e, incluso, en su trabajo. Por lo demás, es un chico normal. Alma de consultor, pero normal.

Lo perfecto es enemigo de lo bueno

El valor que mejor la representa es la Empatía

Artículos escritos por Santiago Muñoz-Chápuli

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