En una entrada anterior indicamos la conveniencia de apoyarnos en elementos visuales para mejorar la transmisión de la información en un cuadro de mando o reporte. Una de las principales herramientas visuales con las que contamos son los gráficos. Sin embargo, es necesario usarlos de forma apropiada ya que, de otro modo, podríamos lograr el efecto contrario al que buscamos: un gráfico mal empleado hace más difícil su lectura y puede llevarnos fácilmente a extraer conclusiones equivocadas.
Existen dos problemas principales a la hora de abordar un gráfico: elegir el tipo adecuado y darle el formato correcto. Comenzaremos por este segundo punto y en una entrada posterior veremos que gráfico corresponde a cada clase de dato a representar.
La elección de formato correcto se complica, por un lado, por la facilidad de uso que todo tipo de características (sombreados, colores…) que permiten Excel y otros programas de BI y por otro, las opciones que estos programas dan por defecto al crear un nuevo gráfico no suelen ser las más correctas. Analicemos algunos de estos errores.
1. Recargar en exceso los gráficos
Debemos huir de efectos en 3D, abundancia de colores, fondos, etc. Observa estos dos gráficos. ¿En cuál se asimila la información más rápidamente?
Las tres dimensiones restan legibilidad ya que es dificil situar el extremo de la barra respecto al eje. Los colores oscuros del fondo también suman confusión y distraen. Por el contrario, la representación de la derecha aparece mucho más clara y limpia. Debemos usar la “técnica” KISS: Keep It Simple Stupid
2. Incluir excesiva información
El hecho de disponer de un dato no quiere decir que se deba representar. Solo usaremos aquella información que realmente proporcione conocimiento al lector. Todo lo que sea intrascendente, conocido, superfluo… lo eliminaremos.
La capacidad y velocidad de asimilación es limitada por lo que debemos prescindir de todo “ruido”. La premisa es “si lo que nos dice el gráfico es algo que ya sabíamos, quitémoslo”. Lo mismo aplica a los logos de las empresas: si se trata de consumo interno ya conocemos en qué empresa trabajamos y probablemente el logo este ocupando un espacio valioso en la pantalla.
3. Uso incorrecto de las leyendas
En ocasiones no hay más remedio que incluir en el mismo gráfico varias series. En este caso, un uso incorrecto de las leyendas (fuera del gráfico: debajo o a un lado) complican la lectura ya que la vista va de la serie a las leyenda, de esta de nuevo a la serie y vuelta a empezar. Observa estos ejemplos:
La representación de la derecha mantiene la vista en las líneas, fluyendo de forma natural la relación leyenda/datos.
4. Uso de los ejes
La alineación del texto de los ejes debe ser siempre horizontal. Cuando el texto es muy largo se tiende a usar una alineación vertical o inclinada (de hecho, esta es la que por defecto muestra Excel). Considera usar abreviaturas en su lugar para mantener la orientación horizontal que es la natural en el texto escrito y, por tanto, la de más fácil asimilación.
Si no se pueden usar abreviaturas (o estas podrían resultar confusas) cambia la disposición del gráfico:
5. Escalas de los gráficos
Este es un de los errores más habituales y quizá de los más graves. Consiste en truncar el eje Y. Es decir, que la serie no empiece en cero. Aunque en algún tipo de gráfico de líneas (dependiendo de cual sera el mensaje a transmitir) podría ser valido que no se comience en cero, en general es necesario que sea así y, desde luego, siempre en los gráficos de barras. Analiza estos dos gráficos:
Fijándonos en el de la izquierda (es el que, por defecto, crea Excel) parece que la empresa B alcanza la mitad de los datos que el resto de empresas. Parece, ojo. Si lo miramos más despacio y analizamos bien el eje y entendemos los datos, vemos que esto no es así (1.500 de B contra 1.560 de A, por ejemplo). Pero hemos tenido que detenernos a analizar, reflexionar, comparar conscientemente… y esto no es lo que pretendemos cuando incluimos un gráfico.
El gráfico de la derecha situa el inicio de las series en 0 y, de este modo, de un solo vistazo vemos la compración es correcta entre las cuatro empresas. No tenemos un primer resultado engañoso que luego debemos contrastar. No es necesario dedicar tiempo a un análisis más preciso. La visualización nos lo dice todo de un vistazo.
6. Incluir demasiadas cosas en un mismo gráfico
En ocasiones, queremos representar demasiadas cosas juntas y acabamos creando una aberración dificilmente comprensible. Es mejor separar informaciones distintas en diferentes gráficos. Sin embargo, si todas estas tienen algo que ver, debemos hacerlo con algo de arte. Veamos este ejemplo sacado del blog de Stephen Few:
El primer gráfico (defendido por Bill Gates) puede ser llamativo pero mezcla demasiados conceptos. Tantos, que dificilmente se puede extraer ninguna conclusión:
La tendencia natural es partir esta información en diferentes gráficos. Sin embargo, parece lógico querer presentar de forma conjunta, por cada tipo de causa de muerte, los años de vida perdidos, el porcentaje de cambio respecto a años anterior y el número total de fallecimientos. ¿Cómo unes ambos aspectos? Separándolo en tres visualizaciones pero manteniendo su contexto:
Para terminar, una serie de consejos o reglas de oro:
– Importa más la información a transmitir que los adornos. Recuerda: KISS
– ¿Has incluido información ya conocida, irrelevante o que no aporte nuevo conocimiento? Si es así, elimínala
– La información se debe entender de un vistazo, sin que sea necesario navegar entre la leyenda, los datos, los ejes. El eje debe comenzar en cero. Si no es así, corrígelo
– Si debes incluir muchas visiones no lo hagas en el mismo gráfico o no se entenderá. Fracciona toda la información en diferentes visualizaciones que tengan el mismo contexto (mismos ejes, alineación, colores…)
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